lunes, 20 de febrero de 2012

Homeland



Flamante ganadora del Globo de Oro a la mejor serie de drama y a la mejor actriz de drama en su última edición, Homeland es uno de los estrenos otoñales de la cadena Showtime (no creo que nadie necesite que le diga que es una cadena de cable from USA). Protagonizada por Claire Danes, Damian Lewis, que dio a la serie su tercera nominación (el premio se lo llevó finalmente Kelsey Grammer), Mandy Patinkin, Morena Baccarin, David Harewood y Diego Klattenhoff, entre otros. Con el trasfondo de la guerra contra el terrorismo de los Estados Unidos, la serie se centra en el regreso a casa del sargento Scott Brody (Lewis) tras pasar 8 años secuestrado en Irak, pero la sombra de la sospecha planea sobre el marine cuando Carrie Mathison (Danes), una avispada agente de la CIA, empieza a sospechar de él. El motivo de esta sospecha no es otro que un soplo que recibe Carrie años atrás en Irak, su confidente le confiesa que un prisionero de guerra norteamericano habría sido convertido por Al Qaeda. Dado lo delicado de la situación (el sargento se convierte rápidamente en un héroe nacional) Carrie comienza a vigilar a Brody a espaldas de su jefe (Harewood) y de su mentor, Saul Berenson (Patinkin), sólo a este último le acabará confesando los avances de su investigación. ¿Son ciertas las sospechas de la agente Mathison? ¿Es Brody inocente o realmente planea atentar contra su propio país?
Por otro lado, la vuelta de Brody al hogar resulta más complicada de lo esperado: su mujer (Baccarin) estaba liada con su mejor amigo (Klattenhoff) y sus hijos, tras 8 años desaparecido, apenas le recuerdan.

En primer lugar, debo decir que fueron las buenas críticas lo que me empujó a empezar la serie. Aclaro esto porque las tramas de espionaje, guerra contra el terrorismo y EE.UU velando por la paz mundial, no me tiran demasiado. De hecho, uno puede pensar que se va a encontrar con unos marines muy disciplinados protegiendo su país de unos terroristas muy malos. Y no. A lo largo de los episodios vemos las dos caras de la moneda: ni los buenos son tan buenos; ni los malos, tan malos. Asique los que teman una sobredosis de barras, estrellas y discurso patriótico rancio, que se tranquilicen.
 
En segundo lugar, tengo que destacar el impresionante trabajo de los protagonistas (uno de los principales reclamos de la serie). Están soberbios. La batalla silenciosa entre la agente Mathison, impulsiva y marcada por la soledad de su trabajo y la enfermedad (mental) que padece y lleva en secreto y el sargento Brody, cuya carga tras ocho años de cautiverio es más pesada y compleja de lo que en un principio pueda parecer, es llevada de forma magistral por Claire Danes y Damian Lewis. Su evolución atrapa y su tortuosa relación profundiza en sus heridas y se complica hasta niveles insospechados (el capítulo de la cabaña en el bosque, donde la trama da un giro de 180º es impresionante).
 
Por último, en el apartado de críticas quizás me falló un poco el último capítulo (y aquí es donde trato de evitar el spoiler), donde una oportunísima llamada de telefono evita una tragedia mayor. Pero, en cualquier caso, consigue dejar el tablero preparado para la partida de la segunda temporada. También podrían haber metido un poco más de caña con el lío de la mujer de Brody con su mejor amigo (que me gustan a mí los trapos sucios). Los hijos me resultaron un poco repelentes, pero se soportan.
 
Vamos, si tuviera que ponerle una nota a la primera temporada, le daba un 8 sin pensármelo dos veces. Así que sí, me ha gustado. Mucho. Esperemos que mantengan el nivel.







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