De Megaupload, el FBI y otros monstruos

Empieza fuerte el 2012. Tras la polémica por la resolución del juicio por el asesinato de Marta del Castillo, el accidente del crucero Costa Concordia, el lamentable proceso contra el juez Garzón, el fallecimiento de Fraga (ese "demócrata") y la pérdida de Etta James, llega a nuestros titulares el cierre de Megaupload y Megavideo por el FBI, nada menos, y la detención de su fundador y algunos miembros de su equipo. La polémica y el debate están servidos.

Como muy bien apunta Ignacio Escolar en su blog, la gran mayoría de cuentas premium del servidor estaban destinadas a la descarga de contenidos pirateados. O para que el incordioso límite de 72 horas al día de Megavideo no molestase. Megaupload era algo más que un servicio para almacenar archivos.

Otro punto polémico es el tren de vida que llevaba el fundador del sitio. Una impresionante mansión, coches, motos acuáticas...de todo. No digo que todo el dinero que poseía proviniese de las suscripciones premium, pero un buen pellizco seguro que recibía. Además, la página pagaba a los usuarios que más contenidos (pirateado, por supuesto) subían.

En resumidas cuentas, en Megaupload se lucraban de forma escandalosa a costa del trabajo de otros, distaba mucho de ser un servicio en pos de la cultura pues su finalidad era otra, por mucho que facilitase el acceso a infinidad de contenidos. De "ONG cultural" tenía poco. Ahora bien, ¿estoy de acuerdo con el cierre de la página y la intervención del FBI? Rotundamente no. De hecho, y vuelvo a remitir al blog de Escolar, deberían invertir todo ese esfuerzo contra los paraísos fiscales o la corrupción. Al menos sería más útil.

Seamos claros, yo también descargaba contenidos de Megaupload y veía mis series online gracias a Megavideo. Mediante este servicio seguía estrenos o veía, por ejemplo, series que finalizaron hace años y que, ahora mismo, no emite ninguna cadena en España (véase "A dos metros bajo tierra"). No quiero decir con esto que siga al pie de la letra la filosofía del "todo gratis" que abunda en la red. Que por cierto, ese concepto de "gratis" deberían revisarlo porque, hasta donde yo sé, todos pagamos una jugosa cuota mensual para tener acceso a internet, herramienta imprescindible para prodecer con las descargar (legales o no). Pero mira tú por dónde, nadie le pide cuentas a las compañías que facilitan tales servicios.

Por otro lado, no estoy muy de acuerdo con eso de que la cultura deba ser gratis, al margen de internet. Se debería facilitar el acceso a la misma, por supuesto, pero de ahí a que sea gratis...¿qué se sentido tendría invertir en el rodaje de una película, de una serie, en la grabación de un disco, la publicación de un libro o la preparación de una exposición si el beneficio final fuese 0? Nadie trabaja gratis. O al menos, nadie quiere hacerlo. Y que nadie me diga, por poner un ejemplo, que la entrada del cine es cara si cuando llega el fin de semana se gasta esos 8 euros en una copa (porque eso SÍ que es caro).

En fin, ahora mismo las distintas posturas parece que están lejos de encontrar un acuerdo. Conciliar la postura de creadores, industrias, artistas, usuarios que no quieren pagar, usuarios dispuestos a pagar pero con reservas y usuarios dispuestos a pagar sin problemas no tiene pinta de ser algo fácil. Sería interesante trabajar en un modelo similar al de Spotify, con posibilidad de acceder a su contenido de forma gratuita mediante registro y la opción de pagar por una suscripción premium para usuarios que no quieran restricciones de tiempo y/o publicidad. Pero parece que a la industria cinematográfica estadounidense no le da la gana de fijarse en ese modelo, asique a saber por dónde salen. La industria debería adaptarse a la demanda de los usuarios, Megaupload demostró que hay gente (mucha) dispuesta a pagar por poder descargar contenidos desde su ordenador, algo que se debería tener en cuenta.

Yo les voy a dejar mi propuesta, que es exactamente la misma que proponía Megaupload, pero con el beneplácito de las majors. Es decir, un maravilloso acuerdo entre Disney, la Paramount, Time Warner, Universal, Fox y Columbia, que pusiesen a disposición de los usuarios una generosa oferta de películas y series de sus carteras. Gratis con publicidad para quien no quiera pagar y sin publicidad para los premium. Y, por supuesto, con opción de versión original (con subtítulos, claro). ¿No sería estupendo? Dejadme soñar, anda.